13.12.14

El lado B del amor- rolon.. 
Ante todo dejenme decirles que leyendo este libro reflexione mucho, y con esto que copio aca, dejo claro que a veces es preferible sufrir una vez y no que sea una agonia permanente.!
Prometeo, que era una especie de gigante, tuvo la idea de engañar a los dioses 

en favor de los humanos. ¿Qué hizo? Fue hasta el Monte Olimpo, les robó una 

pequeña brasa de fuego, la escondió dentro de una caña hueca, salió disimu-
ladamente y se la regaló a los hombres, que hasta ese entonces no conocían el 

fuego. A los dioses no les gustó esto y decidieron castigarlo dándole un regalo. 

¿Cómo es esto de castigar a alguien dándole un regalo?

De eso, aquel pueblo sabía bastante y era común que cuando los griegos le 

daban un regalo a alguien lo metieran en un problema. Acuérdense, si no, del 

Caballo de Troya. De hecho, hay un dicho popular que dice: “esto es un regalo 

griego”, previniéndonos de que el asunto, aunque parezca maravilloso, esconde 

algún problema, que algo va a salir mal.

Los dioses, entonces, le regalan a Prometeo, y esto ya tiene que ver con algo del 

orden de la seducción y el amor, una mujer con una caja llena de obsequios. 

Seguramente la conocen; el nombre de esa mujer era Pandora y todos hemos oído 

hablar de la famosa caja de Pandora.

Pues bien, Pandora, que era muy pero muy bella, después de todo la habían 

creado los dioses, se presenta ante Prometeo y le entrega la caja que le obsequiaban 

los habitantes del Olimpo. Pero éste, que no les había robado el fuego justamente 

por ser un ingenuo, les agradeció mucho pero dejó la caja cerrada en un rincón. La 

complicación surgió cuando su hermano, Epimeteo, que no era tan lúcido como él, 

abrió la caja por curiosidad.

¿Y con qué se encontró? Con que los dioses habían encerrado dentro de esa caja 

todas las desgracias del mundo, las que salieron no bien Epimeteo la hubo abierto. 

Y por culpa de ese acto, de ese descuido, y podríamos pensarlo en el sentido de un 

acto fallido, es que hoy existen todas las desgracias y sufrimos tanto.

“¿Todo por culpa de un tonto?”, podría preguntar alguien. Sí, y quien no haya 

sufrido nunca por culpa de un tonto que arroje la primera piedra.

La historia suena endeble para justificar los males del mundo, pero, después de 

todo, no es más absurdo que pensar que los padecimientos existen porque a una 

mujer se le ocurrió morder un fruto.

Pero, volviendo a la historia, Prometeo, viendo que al abrir la caja escapaban la 

desdicha, el desamor y el sufrimiento, se abalanzó rápidamente sobre ella y logró 

cerrarla, dejando atrapada, al menos una cosa: la esperanza. De donde se deduce 

que para los griegos, como para mi amigo Alejandro Dolina, la esperanza era un 

castigo más.

Piensen si no en lo que ocurre cuando alguien es abandonado por su pareja. Les 

aseguro que una de las peores cosas que le puede pasar a esa persona es quedar 

esperanzada.