El lado B del amor- rolon..
Ante todo dejenme decirles que leyendo este libro reflexione mucho, y con esto que copio aca, dejo claro que a veces es preferible sufrir una vez y no que sea una agonia permanente.!
Prometeo, que era una especie de gigante, tuvo la idea de engañar a los dioses
en favor de los humanos. ¿Qué hizo? Fue hasta el Monte Olimpo, les robó una
pequeña brasa de fuego, la escondió dentro de una caña hueca, salió disimu-
ladamente y se la regaló a los hombres, que hasta ese entonces no conocían el
fuego. A los dioses no les gustó esto y decidieron castigarlo dándole un regalo.
¿Cómo es esto de castigar a alguien dándole un regalo?
De eso, aquel pueblo sabía bastante y era común que cuando los griegos le
daban un regalo a alguien lo metieran en un problema. Acuérdense, si no, del
Caballo de Troya. De hecho, hay un dicho popular que dice: “esto es un regalo
griego”, previniéndonos de que el asunto, aunque parezca maravilloso, esconde
algún problema, que algo va a salir mal.
Los dioses, entonces, le regalan a Prometeo, y esto ya tiene que ver con algo del
orden de la seducción y el amor, una mujer con una caja llena de obsequios.
Seguramente la conocen; el nombre de esa mujer era Pandora y todos hemos oído
hablar de la famosa caja de Pandora.
Pues bien, Pandora, que era muy pero muy bella, después de todo la habían
creado los dioses, se presenta ante Prometeo y le entrega la caja que le obsequiaban
los habitantes del Olimpo. Pero éste, que no les había robado el fuego justamente
por ser un ingenuo, les agradeció mucho pero dejó la caja cerrada en un rincón. La
complicación surgió cuando su hermano, Epimeteo, que no era tan lúcido como él,
abrió la caja por curiosidad.
¿Y con qué se encontró? Con que los dioses habían encerrado dentro de esa caja
todas las desgracias del mundo, las que salieron no bien Epimeteo la hubo abierto.
Y por culpa de ese acto, de ese descuido, y podríamos pensarlo en el sentido de un
acto fallido, es que hoy existen todas las desgracias y sufrimos tanto.
“¿Todo por culpa de un tonto?”, podría preguntar alguien. Sí, y quien no haya
sufrido nunca por culpa de un tonto que arroje la primera piedra.
La historia suena endeble para justificar los males del mundo, pero, después de
todo, no es más absurdo que pensar que los padecimientos existen porque a una
mujer se le ocurrió morder un fruto.
Pero, volviendo a la historia, Prometeo, viendo que al abrir la caja escapaban la
desdicha, el desamor y el sufrimiento, se abalanzó rápidamente sobre ella y logró
cerrarla, dejando atrapada, al menos una cosa: la esperanza. De donde se deduce
que para los griegos, como para mi amigo Alejandro Dolina, la esperanza era un
castigo más.
Piensen si no en lo que ocurre cuando alguien es abandonado por su pareja. Les
aseguro que una de las peores cosas que le puede pasar a esa persona es quedar
esperanzada.